Volver a tiempos pasados es ir en contra de la humanidad, puesto que la evolución y la modernización forman parte intrínseca del ser humano. “Renovarse o morir” esa es la frase que se acuña para indicar que hay que aceptar los cambios.
Sin embargo no podemos ir tan deprisa y olvidarnos de lo que nuestros antepasados nos legaron históricamente. Esa sana labor de mantener las costumbres de los pueblos para que no se pierdan. Esa forma de ser diferentes de los demás.
Las cofradías gastronómicas, son un valor muy importante en nuestros tiempos, defienden los valores de nuestro pasado, promocionan un producto autóctono, una gastronomía o vino particular o local y por extensión el mantenimiento de la artesanía culinaria de los pueblos fruto de su idiosincrasia. Promocionan, defienden y enseñan lo que está a punto de perderse. Recetas centenarias que siguen siendo muy apreciadas y saludables, entre otras cosas por su forma de elaborar las viandas y de evitar productos químicos que adulteran el resultado final.
Por tanto hablar de las cofradías enogastronómicas europeas es hablar de las tradiciones y costumbres culinarias de cada país, región o localidad. Desde hace más de mil años se tiene conocimiento escrito que estas asociaciones existen defendiendo lo que tanto tiempo han estado haciendo sus antepasados, es decir, recetas gastronómicas cuyos orígenes se pierden a veces en el tiempo, pero que en algunos casos formaron parte de la economía de subsistencia de los pueblos.
Hoy en día se intenta proteger por las Instituciones este patrimonio enogastronómico que hemos heredado de nuestros antepasados y que forma parte de nuestra historia genuina y del conocimiento que las diferentes civilizaciones nos han dejado como legado a conservar y mantener como parte de nuestra idiosincrasia en una Europa tan diversa en costumbres y pueblos.
Entender lo que hace cada una de las cofradías es ampliar los conocimientos que se tienen tanto turísticos como culturales de los respectivos lugares. Así uno puede llegar a conocer un país de vacaciones y pasar inadvertido un plato típico o producto agroalimentario que caracteriza a una zona o localidad. Y es curioso que muchas veces, se conoce una determinada región, no sólo por su historia, por su cultura o por determinados acontecimientos, sino por un plato gastronómico que se ha dado a conocer en todo el mundo o por un producto que se le atribuye.
Así pues es sabido que el país de la pizza es Italia, del champagne Francia, del bacalao Portugal, del pan negro Estonia, de la cerveza Alemania, de la paella España, del oyzo Grecia, del vino tokaji Hungria, de los quesos Suiza y así sucesivamente para incluso conocer pequeñas localidades por su productos tradicionales o platos gastronómicos.
Y de esta manera también se configuran las cofradías pero en un matiz más localista, defendiendo y promocionando sus municipios, con un producto que se degusta en su localidad desde tiempos inmemoriales y así de esta manera atraer más al turismo para que no queden en el olvido.